El avance acelerado de la inteligencia artificial está transformando el mercado laboral a un ritmo que pocos imaginaban hace apenas unos años. Hoy, esta tecnología no solo redefine procesos, sino que comienza a modificar la base misma de la empleabilidad, especialmente en los primeros eslabones de las carreras profesionales. En México, esta tendencia ya se vuelve evidente: 64% de las empresas prevé reducir contrataciones de perfiles junior, un síntoma claro de un cambio profundo en la forma de trabajar, de acuerdo con un artículo de El Economista.
Este giro plantea interrogantes urgentes. ¿Cómo aseguramos que la transición tecnológica no profundice las brechas generacionales? ¿Qué implica para la movilidad social que IA frena al talento joven justo en la etapa más vulnerable de su desarrollo profesional? La conversación ya no es solo técnica, sino ética, estratégica y social.
IA frena al talento joven: el nuevo mapa de la contratación
El nuevo reporte La IA en el trabajo, elaborado por IDC y comisionado por Deel, confirma un fenómeno que ya se intuía en empresas de múltiples sectores: la automatización está reemplazando tareas tradicionalmente asignadas a posiciones de entrada. En muchos casos, estas actividades son repetitivas, predecibles o requieren habilidades basadas en memoria, las mismas que hoy la IA ejecuta con rapidez y bajo costo.
Mientras en México esta tendencia afecta a más de la mitad de las empresas, en países como Nueva Zelanda, Canadá, Israel y Hong Kong las cifras superan el 70%. La narrativa global coincide:
La IA frena al talento joven en la medida en que remodela, desde la raíz, lo que significa un puesto junior.
Este impacto obliga a replantear modelos de formación, mentoría y transición al empleo.
Nuevas habilidades para un primer empleo que ya no es el mismo
De acuerdo con El Economista, el giro tecnológico no solo reduce vacantes, también transforma las expectativas. Las empresas demandan que quienes ocupen puestos de entrada dominen capacidades antes consideradas “avanzadas”: pensamiento crítico, resolución de problemas, comunicación y colaboración. La lógica es clara: si la IA gestiona gran parte de lo operativo, las personas deben concentrar su valor en lo estratégico.
El informe muestra que 66% de las organizaciones prioriza certificaciones técnicas, 59% exige habilidades de análisis y 51% valora la comunicación efectiva. La sorpresa:
Los títulos universitarios pierden relevancia y apenas 5% de las empresas los considera indispensables.
En un mundo donde la IA automatiza tareas, las credenciales académicas pierden peso frente a las habilidades demostrables.
IA frena al talento joven: una brecha que también es formativa
Aunque se habla de eficiencia, este momento también revela una tensión social: la tecnología avanza más rápido que los sistemas educativos y las políticas públicas. Si IA frena al talento joven, también nos recuerda que no todos los jóvenes tienen las mismas condiciones para acceder a certificaciones, capacitación continua o experiencias laborales de alto valor.
Para organizaciones con perspectiva de responsabilidad social, este desafío se convierte en una llamada a la acción. Fomentar el acceso equitativo a habilidades tecnológicas, impulsar programas de formación en pensamiento crítico y crear rutas de empleabilidad inclusivas es clave para evitar que la revolución digital amplíe desigualdades.
Las barreras de adopción: talento escaso, perfiles confusos
Paradójicamente, mientras se reducen los puestos junior, las empresas enfrentan una fuerte escasez de talento especializado en IA. El 66% afirma no comprender con claridad los perfiles técnicos necesarios, y 63% reconoce que simplemente no existen suficientes profesionales preparados. Así, el reto no es solo incorporar tecnología, sino construir capacidades internas sostenibles.
La competencia por talento especializado eleva salarios y bonificaciones, pero también genera riesgos a largo plazo para la cultura organizacional. El estudio advierte que retener talento en IA requiere más que compensación económica: acceso a herramientas innovadoras, participación en proyectos de frontera y rutas claras de crecimiento. Sin ello, la rotación se vuelve inevitable.
La irrupción de la inteligencia artificial abre oportunidades extraordinarias, pero también plantea dilemas que no podemos ignorar. Que IA frena al talento joven no debe interpretarse como un destino inevitable, sino como un punto de inflexión que exige decisiones responsables por parte de empresas, instituciones educativas y gobierno.
La prioridad, desde una visión de sostenibilidad social, es garantizar que la transformación digital sea incluyente. Invertir en habilidades, abrir caminos formativos y rediseñar las rutas de entrada al mercado laboral permitirá que la IA sea un motor de innovación sin convertirse en una barrera para quienes apenas comienzan su vida profesional.
Expoknews

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