México ha consolidado su liderazgo como exportador de manufacturas de alta tecnología en América Latina y el Caribe en las últimas dos décadas, al aumentar su participación en las exportaciones regionales de estos productos de 76% en 2005 a 85% en 2024.
En igual período, Brasil perdió participación, al pasar de 15 a 7%, de acuerdo con datos de la Comisión Económica para América latina y el Caribe (Cepal).
Mientras que los otros países de la región mantuvieron cuotas muy reducidas y estables, los dos principales exportadores regionales de alta tecnología siguieron una estrategia diferente con respecto a su inserción en las cadenas globales de valor de estos productos
México es el principal exportador de 18 de los 20 principales productos de alta tecnología exportados por la región, y registra los mayores montos en vehículos ligeros de gasolina (25,354 millones de dólares), unidades de procesamiento digital (20,122 millones de dólares) y transmisores con receptor (12,631 millones de dólares).
A su vez, Brasil es el segundo polo exportador, aunque con valores significativamente inferiores, y se destaca en segmentos como vehículos diésel, aeronaves, medicamentos y circuitos eléctricos.
Otras economías se destacan en nichos particulares: Costa Rica en instrumental médico y partes de equipos de datos, República Dominicana en instrumental médico y transmisores, y Argentina en vehículos diésel ligeros y medicamentos.
“México mantiene un claro liderazgo exportador en manufacturas de alta tecnología en América Latina y el Caribe, mientras América del Sur -principalmente el Brasil- se destaca por la elevada cantidad de importaciones de estos productos, lo que indica una dependencia tecnológica creciente”, dijo la Cepal en su informe Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina y el Caribe 2025.
Las exportaciones mexicanas muestran una tendencia ascendente desde 2005, mientras América del Sur, Centroamérica y el Caribe mantienen volúmenes mucho menores.
En sentido inverso, las importaciones crecen de forma sostenida en toda la región, pero en América del Sur el aumento supera al de las exportaciones, lo que profundiza la dependencia tecnológica y muestra la pérdida de capacidad productiva en sectores de alta tecnología.
El saldo comercial muestra a México con un superávit positivo y estable, en contraste con América del Sur, que registra déficits crecientes -superiores a 100,000 millones de dólares en varios años- como reflejo de la acelerada desindustrialización del Brasil y Argentina, mientras Centroamérica y el Caribe mantienen intercambios de menor escala y saldos cercanos a cero.
Particularmente, entre 1997 y 2018, la industria de transformación brasileña redujo su participación en el PIB de 19.2 a 11.3%, en tanto que el peso de los productos industriales de alta tecnología en las exportaciones cayó de 11.9% en 2000 a 4.3% en 2018.
En este mismo período, la participación de los bienes primarios en las exportaciones creció de 18.4 a 41.0 por ciento. Esta trayectoria refleja un proceso de desindustrialización en Brasil, con pérdida de empleo, competitividad y creciente dependencia de importaciones de media y alta tecnología.
Las principales causas fueron la baja productividad y calificación laboral, la elevada carga tributaria y la infraestructura deficiente, sumadas a la apreciación cambiaria, las altas tasas de interés, el auge de los recursos naturales y el desplazamiento de cadenas productivas hacia el continente asiático.
Desde otro ángulo, México (más de 1,400 dólares) y Costa Rica (más de 1,000 dólares) lideran en la región en las exportaciones per cápita de manufacturas de alta tecnología, con valores muy por encima del resto (Brasil, por ejemplo, menos de 100 dólares).
La mayoría de los países mantiene niveles per cápita reducidos y con escasa variación con respecto a 2005.
Mientras México exporta una gran variedad de productos avanzados (principalmente en los rubros de electrónica y automotores), los otros principales exportadores per cápita se concentran en nichos específicos.
EL ECONOMISTA

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