Por Pedro Miguel.- La embajadora Kranz califica de “terroristas que están en las cárceles por haber perpetrado ataques terroristas” a los cerca de 11 mil rehenes en poder del régimen al que representa, incluidos centenares de menores que, a partir de los 12 años, son considerados terroristas. Foto
La embajadora Kranz califica de “terroristas que están en las cárceles por haber perpetrado ataques terroristas” a los cerca de 11 mil rehenes en poder del régimen al que representa, incluidos centenares de menores que, a partir de los 12 años, son considerados terroristas. Foto video RRSS
“El precio que va a pagar Israel es el intercambio de esas personas inocentes que fueron secuestradas de sus casas, del festival de música… esas personas que van a intercambiar por prisioneros, por terroristas que están en las cárceles por haber perpetrado ataques terroristas… Eso es algo muy doloroso, pero no tenemos otra opción…” Eso dijo la embajadora de Israel en México, Einat Kranz Neiger, obsequiosamente interrogada por Ciro Gómez Leyva (https:// is.gd/Ycra3M) sobre la reacción israelí al supuesto “plan de paz” con el que Donald Trump no busca aplicar un mínimo de justicia a la masacre de palestinos a manos del régimen genocida de Tel Aviv, sino convencer de último minuto al Comité Nobel de la Paz de que le otorgue esa presea.
Aunque no se ha informado sobre quiénes de los casi 11 mil secuestrados palestinos que permanecen en cárceles israelíes serán liberados en el intercambio que está por realizarse, en un similar ejercicio de canje efectuado en noviembre de 2023 la potencia ocupante entregó, a cambio de 12 de los rehenes tomados por Hamas el 7 de octubre de ese año, a 30 cautivos, entre ellos cinco mujeres y 13 niños que permanecían en diversas prisiones (https://is.gd/mHbvZD).
En enero pasado, en un artículo titulado “Rehenes del silencio”, Sharon Zhang documentó que a fines de 2024 había “al menos 300 niños palestinos en prisiones y centros de tortura israelíes”, la mayoría de los cuales, a decir de la organización Save the Children, “son obligados a desnudarse frente a los soldados, sometidos a golpizas y privados de agua y comida”. Buena parte de ellos permanecían en un régimen llamado de “detención administrativa”, que en teoría permite al régimen que encabeza Benjamin Netanyahu tener secuestrados por un máximo de seis meses a palestinos sin acusación formal ni acceso a representación legal, pero que puede “renovarse” una y otra vez en forma indefinida, “usando información que ni siquiera se pone a disposición del detenido” (https://is.gd/G6Negk).
De acuerdo con Save the Children, 42 por ciento de los niños resultaron heridos durante su cautiverio, incluidos heridas de bala y huesos rotos; el 65 fueron arrestados durante la noche, principalmente entre la medianoche y el amanecer; la mitad de todas las detenciones tuvieron lugar en el hogar; la mayoría experimentaron niveles atroces de abuso físico y emocional, incluidos golpes (86), amenazas de daño (70) y golpes con palos o pistolas (60); algunos denunciaron violencia y abuso de naturaleza sexual, incluidos golpes y tocamientos en los genitales, y el 69 informó haber sido registrados al desnudo; el 60 experimentaron confinamiento solitario, con una duración que varía desde un día hasta 48 días; a todos se les negó el acceso a servicios básicos; el 70 dijo que padecía hambre y el 68 no recibió ningún tipo de atención médica; al 58 se les negaron visitas y comunicación con sus familiares.
Esas atrocidades son inaceptables e ilegales, sea cual sea la presunta o probada culpabilidad de los prisioneros. Pero cuando se trata de menores, la atrocidad deviene monstruosidad moral.
Desde noviembre del año pasado, el régimen de Tel Aviv se arroga el derecho de juzgar a menores palestinos a partir de los 12 años; una de las acusaciones más comunes es el lanzamiento de piedras, lo que puede acarrearles penas de cárcel de entre 10 y 20 años, e Israel es el único Estado del mundo (https://is.gd/Onyvlv) en el que es legal procesar a menores en tribunales militares, los cuales a menudo aceptan confesiones obtenidas mediante coerción (https://is.gd/hii7si).
La práctica de secuestrar a menores en Gaza, Cisjordania y Jerusalén oriental y de mantenerlos como rehenes –sí, embajadora, ellas y ellos también son rehenes (https://is.gd/jmN6ZN)– en condiciones inhumanas no es esporádica, sino sistemática. Ya en mayo de 2002 la Organización Mundial Contra la Tortura denunciaba “actos de tortura y otros malos tratos en los centros de detención en Israel” (https://is.gd/rTYaA4) y en 2015 la Unicef documentaba que “Israel sigue maltratando a los niños palestinos en sus cárceles” (https://is.gd/X1ryI0).
Dejando de lado la afirmación de la diplomática de que “hicimos todo lo que pudimos para minimizar la cantidad de víctimas” –¡oh!, qué bueno que sólo han asesinado, hasta el momento, a 67 mil niñas, niños, mujeres, hombres y ancianos gazatíes, lesionado a 169 mil 430 y dejado sin hogar a 90 por ciento de los más de dos millones de habitantes de la franja (https://is.gd/L6Z6nt)–, es claro que para Tel Aviv todo palestino, tenga la edad que tenga, es terrorista.
Por eso la embajadora Kranz califica de “terroristas que están en las cárceles por haber perpetrado ataques terroristas” a los cerca de 11 mil rehenes en poder del régimen al que representa, incluidos centenares de menores que, a partir de los 12 años, son considerados terroristas. Y a esos, dicen Netanyahu y sus compinches, hay que matarlos. O sea, que sí es genocidio
Hola, déjenos un comentario