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El sector de abarrotes en México atraviesa por un periodo de desaceleración, por lo que se anticipa un crecimiento de apenas 1% en 2025, dio a conocer el director de Administración y Finanzas de Grupo Sahuayo, Javier García.


Para 2026, el directivo estima que la industria podría mejorar ligeramente, con un crecimiento de entre 2 y 3%, impulsado principalmente por aumentos de precios y no por un incremento real de los volúmenes.



“El sector de bienes de consumo primario lo vemos apretado, ha habido algunas reducciones de crecimiento… y en algunas categorías incluso negativo… La industria creo que va a permanecer en una tasa aproximada del 1%”, comentó en entrevista.


Agregó que el consumo ha disminuido en diversas categorías, incluso se han registrado variaciones negativas en algunas, debido a la reducción en el ingreso disponible de la población y a cambios en los hábitos de compra de los consumidores, principalmente.


Antes de la pandemia, el sector crecía entre 5 y 7% anual. Durante el confinamiento, el cambio en los hábitos de consumo aumentó la demanda y provocó aumentos relevantes en categorías como el papel higiénico.


El director financiero del Grupo abarrotero explicó que incluso la industria llegó a crecer entre 15 y 20% durante tres años consecutivos.


Tras ese periodo, el crecimiento empezó a moderarse. En 2023 y 2024, las tasas se situaron entre 4 y 5%, hasta alcanzar el nivel actual, de un dígito bajo.


Afirmó que esta desaceleración viene acompañada por un cambio en los hábitos de consumo, con clientes que prefieren productos nacionales o regionales frente a marcas internacionales.


Resaltó que en su caso proyectan terminar con un crecimiento de entre 2 y 3% en 2025, equivalente a ventas por aproximadamente 18,000 millones de pesos.


Para 2026 anticipa que sus ventas aumentarán entre 6 y 7%, por arriba del sector, aunque en algunas regiones confía en alcanzar tasas de doble dígito.


“Este 2025 es un año de transición en el que en la primera parte tuvimos un descalabro con respecto del año pasado, pero en la segunda mitad del año estamos creciendo a tasas del 5 y 6% en algunas regiones incluso a doble dígito”, aseguró.


El norte presenta un potencial, aunque enfrenta el reto de sus largas distancias. En contraste, el Bajío ofrece mejores condiciones de comunicación y cercanía entre ciudades, lo que facilita la logística y permite un reabasto más eficiente.


En el sureste destacan algunas ciudades, como Mérida, Oaxaca y principalmente Tapachula por su actividad de exportación agrícola hacia Centroamérica. En el Pacífico, Culiacán, a pesar de la violencia, registra “un muy buen desempeño”.


La Ciudad de México y su zona metropolitana también presentan un panorama favorable, con importantes posibilidades de expansión.


Aumentará inversiones en México

El directivo acotó que el crecimiento estimado responde, en parte, a la reciente reestructuración administrativa, tras el nombramiento de Dieter Holtz como director general.


Javier García dijo que la nueva administración está enfocada en recuperar la competitividad bajo una operación más disciplinada, eficiente, orientada al mercado y a la rentabilidad.


Al mismo tiempo, aseveró el directivo, buscarán fortalecer su presencia tanto en el canal tradicional como en el moderno, donde atienden el segmento de mayoreo y medio mayoreo.


“Estimamos que en el canal tradicional del país existen aproximadamente 1.2 a 1.5 millones de clientes, por lo que nuestra capacidad de llegar a ellos es prácticamente infinita”, agregó, tras mencionar que el objetivo no solo es crecer, sino atender de mejor manera a los clientes actuales.


“Podríamos crecer de manera permanente, abundó, a doble o triple dígito durante muchos años, y aun así no terminaríamos de cubrir todo el mercado tradicional en el país”.


Durante la entrevista, comentó que para este año su meta no es abrir más centros de distribución (Cedis), sino optimizar los existentes, llegar a más clientes y mejorar niveles de servicio.


Mientras que en 2026 planean aumentar sus inversiones de capital un 25%, para alcanzar alrededor de 250 millones de pesos, tras mantener un promedio anual de 200 millones de pesos.

EL ECONOMISTA

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