En rechazo al pronunciamiento firmado por más de 400 académicos e investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dado a conocer el pasado jueves, el investigador del Instituto de Investigaciones Económicas, Imanol Ordorika, asevera que no es momento de pedir el regreso a “la normalidad”, sino de abrir espacios de reflexión para la transformación profunda de la universidad nacional.
En una carta pública repudia que los más de 400 académicos acusen que existe un “acoso” dirigido a la UNAM e invita a firmar la propuesta que él hace, a través de un cuestionario en línea en la plataforma Google, a fin de contabilizar las firmas que se suman al posicionamiento, aunque no señala si dará a conocer el resultado.
Criticó que el exhorto de otros investigadores sea “regresar a la normalidad” cuando existen demandas reales de seguridad en los planteles, por lo que levantar los paros “no resolverá los problemas” y “es una forma de negar la necesidad urgente de transformación institucional”.
El académico de tiempo completo en la UNAM y especialista en estudios sobre educación superior y movimientos sociales calificó como “alarmista” decir que la universidad nacional “está bajo asedio”, sin precisar quiénes o qué fuerzas estarían sometiendo a la institución a ese supuesto acoso.
“Esta ambigüedad contribuye a generar miedo y confusión, en lugar de promover una comprensión seria y responsable del momento que viven las comunidades universitarias”, aseveró.
Desde su perspectiva, el exhorto que firmaron más de 400 miembros de la universidad nacional sólo busca “deslegitimar cualquier forma de protesta, sin distinguir entre hechos criminales, expresiones políticas y demandas sociales”.
Ordorika invita a firmar su propuesta donde señala que es momento de mostrar empatía por los motivos que han llevado a los estudiantes y profesores a iniciar paros de actividades, ya que existen demandas que no se han atendido y ahora es momento de escuchar lo que piden.
En medio de esta situación que enfrenta la UNAM, el académico considera pertinente que alumnos, maestros y trabajadores se sumen a un diálogo abierto, no de confrontación, sino de aprendizaje, escuchar a quienes cotidianamente viven la universidad y pugnan por hacerla más justa, segura y participativa.
LA JORNADA
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