Ciudad de México. En México, un origen sin inclusión financiera se convierte en una barrera a la movilidad social, evidenció un estudio del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).
Y es que como mecanismo de movilidad social, la condición de origen en términos de inclusión financiera pesa, no solamente para superar condiciones de pobreza, sino para poder escalar toda la escalera de recursos económicos e, incluso población que tiene el potencial para hacer todo el recorrido, se queda estancada si no tiene inclusión, explicó Roberto Vélez, director ejecutivo del CEEY.
Cabe recordar que la inclusión financiera es el acceso y uso de productos y servicios financieros formales (como ahorro, crédito, cuentas de nómina, seguros, entre otros) por parte de personas y empresas, prestados de forma responsable y sostenible.
Durante la presentación del informe: “La ruta hacia la inclusión financiera. Serie: movilidad en México 2025”, el especialista aseveró que la inclusión financiera permite a las personas de menores recursos avanzar en la movilidad social al reducir 12 por ciento las probabilidades de seguir con las mismas condiciones económicas.
La asociación civil que genera investigación especializada en la movilidad social en México precisó que las características personales también influyen de manera diferenciada en las opciones de logro de la población en México. En este ámbito, la desigualdad de trato acaba siendo muy importante.
Mujeres en desventaja
En particular, los hallazgos de las encuestas del CEEY apuntan hacia una mayor desventaja en cuanto a oportunidades para las mujeres, para la población indígena y para las personas con un tono de piel más oscuro. En otras palabras, si una persona nace en el grupo con menos recursos económicos y educativos, sus limitaciones para construir su propio destino se intensifican conforme se agregan todos los demás factores, que en ningún caso afectan o determinan su potencial.
Ana Laura Martínez, investigadora externa del Centro, precisó que pese a los avances de inclusión financiera que se han generado, no han sido generalizadas; es decir, no se han democratizado y quienes no tuvieron inclusión financiera es muy probable que no la tengan sus hijos.
“Hoy en día el 95 por ciento de los mexicanos que no tienen productos financieros, no los tenían sus padres, entonces básicamente estamos viendo un contexto en donde se está heredando la exclusión financiera y los mexicanos tienen un mayor acceso a productos financieros que sus padres; sin embargo, algo muy importante es que esa democratización en el acceso ha estado diferenciada y sabemos que tiene mucho que ver con algunas otras condiciones de origen, es más probable que un hombre tenga un producto financiero que una mujer, que alguien que vive en una zona urbana que en una zona rural el ingreso per se, hasta cierto nivel también tiene un impacto la educación, es probablemente la variable que más impacto tiene los años de educación”, explicó Martínez.
El caso de los hombres la posibilidad de aumentar su movilidad social es del 6 por ciento, en el caso de las mujeres apenas es el 3 por ciento, si provienen de hogares sin inclusión financiera, pero si hubo inclusión financiera en tu hogar, ese 6 por ciento crece hasta el 22 por ciento y en el caso de las mujeres crece de 3 a 7 por ciento; por lo que el hecho de provenir de hogares con inclusión financiera tiene un efecto positivo en su alcance de movilidad social ascendente, pero esa posibilidad es significativamente mayor para los hombres que para las mujeres.
LA JORNADA
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