Fue una metrópolis de la antigua América, una ciudad en la que vivieron hasta 125.000 personas en su momento de mayor esplendor y donde los aztecas, siglos después, se quedaron maravillados ante las titánicas pirámides que encontraron en ruinas.
Pero a pesar de todo lo que han aprendido sobre la ciudad de Teotihuacan, los arqueólogos también han quedado maravillados, especialmente en lo que se refiere a los glifos de sus murales y cerámicas. Durante mucho tiempo, los símbolos han desconcertado a los arqueólogos, incluso cuando han descifrado los escritos de otras culturas, lo que ha llevado a generaciones de científicos a debatir sobre piezas de rompecabezas —signos y lenguas separados por cientos de años— que nunca parecían encajar del todo.
“Siempre existía la sensación de que ‘bueno, esta parece la mejor correspondencia’, pero las lecturas que se sugerían siempre tenían algunos problemas”, dijo Christophe Helmke, arqueólogo de la Universidad de Copenhague.
Ahora, él y un lingüista de su universidad, Magnus Pharao Hansen, han propuesto una nueva forma de ver el rompecabezas. En lugar de aplicar una lengua como el náhuatl —que hablaban los aztecas—, intentaron recurrir a otra mucho más antigua, según informaron en un artículo publicado en Current Anthropology.
“Aquí es donde entra en juego nuestra propuesta: tenemos una reconstrucción de la lengua que es contemporánea del sistema de escritura”, dijo Helmke.
Marcas en un jarrón de cerámica
Glifos en un jarrón de cerámica teotihuacano, datado entre 450 y 550 a. C. Los investigadores están adoptando un nuevo enfoque para descifrar dicha escritura.Credit...Christophe Helmke
Fundada hacia el siglo I a.C., Teotihuacan alcanzó su apogeo hacia el año 500 d. C., y atraía a gente de toda Mesoamérica a sus avenidas monumentales. Sin embargo, la ciudad estaba prácticamente abandonada para el año 750 d. C., mucho antes de que los mexicas llegaran a gobernar la zona y establecieran su propia capital en las cercanías, donde ahora se encuentra Ciudad de México.
Así que Pharao Hansen emprendió la minuciosa tarea de reconstruir una lengua antigua, el yutonahua o yutoazteca, a través de sus descendientes no tan antiguos, como el náhuatl, el cora o naayeri, y el huichol o wixárika, trazando un árbol genealógico de palabras a través de enormes periodos de tiempo.
No sería la primera vez que alguien aplica una lengua reconstruida a la lectura de un texto, pero nadie lo había hecho antes con esta lengua ni con esta escritura, dijo.
“Y hemos encontrado algunas coincidencias; esa es la parte genial”, dijo Helmke.
Los investigadores propusieron interpretaciones para varios símbolos, y Helmke dijo que tienen otras 18 lecturas sobre las que se sienten “muy, muy bien”.
Sin embargo, los científicos reconocieron que se enfrentan a la misma desalentadora limitación que ha frustrado a los investigadores durante décadas. Solo se conocen unos 300 textos de Teotihuacan, una cifra minúscula comparada con los miles de textos aztecas o mayas documentados que ayudaron a los eruditos a aprender esos sistemas de escritura.
Marcas sobre piedra
Glifos pintados en un suelo de estuco del complejo de la Ventilla en la ciudad antigua.Credit...Christophe Helmke
Así que, aunque los arqueólogos no involucrados en la investigación estaban entusiasmados con el nuevo enfoque, también ha reavivado viejos debates y suscitado duras preguntas entre los expertos.
“Cada artículo sobre la escritura teotihuacana ES un buen paso adelante, porque cada uno atrae a una generación de nuevos lingüistas que aportan sus puntos de vista”, dijo en un correo electrónico Joyce Marcus, arqueóloga de la Universidad de Míchigan. “El mayor problema siempre ha sido el minúsculo corpus de jeroglíficos de Teotihuacan; aún hay muy pocos ejemplos de cada jeroglífico”.
En algunos casos, el escepticismo era intenso, incluso cuando los estudiosos expresaban elogios hacia los investigadores.
“Me parece que sus conclusiones sobre la escritura y el lenguaje teotihuacanos distan mucho de ser convincentes”, dijo Lyle Campbell, lingüista de la Universidad de Hawái en Manoa. Dijo que los propios símbolos teotihuacanos “presentan grandes problemas”, como la dificultad de interpretar lo que representan, la “especulación tanto sobre la forma como sobre el significado de los signos” y la escasa frecuencia de estos.
Reproducción de nueve glifos hallados en Teotihuacan
Copias del texto pintado en tres columnas en la Plaza de los Glifos, en Teotihuacan, recientemente interpretado por los investigadores como nombres de deidades relacionadas con dolencias.Credit...Christophe Helmke
David Stuart, arqueólogo de la Universidad de Texas en Austin, dijo: “Se trata de una contribución importante, pero quedan muchas interrogantes. Cristophe y Magnus han reunido aquí una especie de constelación de pistas muy ajustada, pero creo que es una propuesta que hay que probar mucho más”.
Stuart dijo que a la complejidad del reto se añade el hecho de que Teotihuacan era una ciudad cosmopolita con personas de toda Mesoamérica que hablaban sus propias lenguas.
“Solo el tejido social de esa antigua comunidad hace que la cuestión de la lengua sea muy complicada, porque sin duda se hablaban muchas lenguas en la calle si uno caminaba por allí alrededor del año 500 d. C.”, dijo.
“Ha habido muchas posibilidades”, dijo. “Como arqueólogo o historiador de Mesoamérica, ha sido realmente frustrante que esta haya sido una pregunta crucial. Pero sospecho que nos la seguiremos haciendo durante mucho tiempo”.
Helmke y Pharao Hansen dijeron que esperaban que aún pudieran encontrarse más textos en murales, cerámicas u otros artefactos de la ciudad antigua.
“Se ha excavado menos del 5 por ciento de todo el yacimiento”, dijo Helmke. “Eso es después de más de un siglo de intensas investigaciones arqueológicas, simplemente porque el yacimiento es muy grande”.
“Así que”, dijo Pharao Hansen, “hay muchas posibilidades de que otros puedan comprobar si nuestras propuestas se sostienen en el futuro”.
The New York Times

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