0

Morelia, Mich.- Con el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, se alcanzó el punto más álgido de la crisis de inseguridad en Michoacán, entidad atrapada en una espiral de violencia desatada desde 2005. Son 20 años durante los cuales el crimen organizado ha expandido su presencia, y las sucesivas estrategias gubernamentales para controlar ese fenómeno no han hecho más que fracasar: casi 27 mil homicidios en este periodo; 18 alcaldes ejecutados y 8 mil 755 desapariciones forzadas.


Si bien desde hace años el crimen organizado había ampliado también su modelo de operación a otras actividades más allá del trasiego de drogas, en los últimos años esa diversificación delictiva se consolidó con un alto impacto en la sociedad michoacana.


La extorsión, por ejemplo, creció exponencialmente con una impacto directo y rotundo en la vida económica; el secuestro, la trata de personas, el cobro de piso, además de su operación ilegal en puntos claves del estratégico puerto de Lázaro Cárdenas, forman ahora parte de las fuentes “complementarias” de ingresos de las organizaciones criminales.


En México, la expansión criminal de estas organizaciones arroja otro saldo en estas dos décadas de descomposición de la seguridad en la entidad. De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2024, el costo económico de la actividad delictiva en la entidad fue de 10 mil millones de pesos, que equivale al doble de los 5 mil 192 que el gobierno del estado destinó a seguridad en ese año.


Este organismo también reportó que entre 2010 y 2025, en Michoacán se registraron 95 mil 850 denuncias de extorsión, aun cuando es uno de los delitos que se denuncian poco por temor a represalias.


Para Enrique Bautista, secretario de Gobierno durante la administración de Lázaro Cárdenas Batel, “si no es el momento más crítico de violencia en la entidad, sin duda es uno de los más delicados en este largo periodo desde que Felipe Calderón desató la guerra contra el narcotráfico utilizando a Michoacán como modelo. Al paso del tiempo esto ha ido creciendo paulatinamente en varias zonas, acompañado de una elevada violencia en diversas áreas del estado”.


El último diagnóstico de las fiscalías General de la República y General de Justicia del estado revela que en Michoacán operan seis organizaciones criminales: el cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Los caballeros templarios, Los Blancos de Troya, Los Viagras, cártel de Los Reyes y Pueblos Unidos. Sin embargo, estudios independientes proyectan hasta en 35 los grupos criminales que operan en la entidad.


El empoderamiento del crimen organizado


Aunque históricamente Michoacán ha sido una entidad donde ha operado la delincuencia organizada al menos durante los últimos 50 años, el recrudecimiento de la violencia, producto de la expansión de las organizaciones criminales, arrancó con el sexenio de Felipe Calderón.


El estado se convirtió entonces en icono del fracasado modelo calderonista de declarar una guerra contra el narcotráfico.


La noche que rodaron cinco cabezas en el bar Sol y Sombra de Uruapan marcó el viraje de la historia. Fue el 6 de septiembre de 2006, cuando, además, los cuestionamientos a la legitimidad del triunfo electoral de Calderón crecían.


A la distancia, Bautista evalúa y justifica la petición de Cárdenas Batel, en su momento, para recibir apoyo federal y la manera del gobierno de otorgarla: “fue una manera muy torpe de militarizar al país”.


En efecto, sí se solicitó respaldo por parte del gobernador, “pero nunca se pensó que se respondería de esa manera; se pensaba que se iba a hacer un trabajo quirúrgico, no a imponer la bota. (Calderón) picó el avispero y sólo complicó más el problema en Michoacán y en el país”.


Desde entonces, dos variables fundamentales en Michoacán no han cesado de crecer: entre enero de 2007 y noviembre de 2012, bajo la administración de Calderón en esa entidad se registraron 4 mil 510 asesinatos, siendo 2009, con 936, el año más violento de ese periodo.


Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, los homicidios en la entidad mantuvieron una tendencia creciente, pues entre 2013 y noviembre de 2018, en Michoacán se perpetraron 7 mil 964 asesinatos, con un repunte importante en los últimos dos años. Si en 2013 se registraron 922 homicidios dolosos, en 2018 se alcanzaron 2 mil 76.


Entre 2018 y 2024, la escalada de asesinatos en Michoacán continuó al alza, al reportarse 13 mil 405. Fue 2021 el año más violento en términos de asesinatos, cuando se alcanzó el máximo en la historia con 2 mil 696.


A pesar de estas cifras elevadas, hacia el final de ese sexenio comenzó a revertirse la tendencia criminal de los últimos 20 años, pues los siguientes tres años bajaron consistentemente: 2 mil 329 en 2022, mil 886 en 2023 y mil 632 en 2024.


En cuanto al registro de desapariciones forzadas, la entidad también refleja un comportamiento similar: entre diciembre de 2006 y noviembre de 2012, hubo 596 desaparecidos, de acuerdo con el registro oficial de personas desaparecidas; entre diciembre de 2012 y noviembre de 2018 fueron mil 687; entre diciembre de 2018 y septiembre de 2024 (cuando concluyó el sexenio de Andrés Manuel López Obrador), hubo 5 mil 79 desapariciones.


Durante el sexenio actual se han registrado mil 397 desapariciones forzadas, lo que equivale a 116 cada mes, la cifra mensual más elevada desde 2006 a la fecha, atribuibles a la disputa intestina de los cárteles en la entidad. En México, el comportamiento reciente de la desaparición forzada está asociado directamente al crimen organizado.


Disputa entre tres


En su más reciente informe, en 2025, la Agencia Antidrogas estadunidense (DEA, por sus siglas en inglés) reconoce que en Michoacán la disputa se concentra entre tres cárteles principalmente y son los que representan, en su lógica, las principales asechanzas de dicha entidad para Estados Unidos:


El CJNG, al que se define como la principal amenaza para su país por ser considerada la organización más poderosa y tener un fuerte involucramiento en el tráfico de fentanilo; La familia michoacana (a la que se le ubica ahora como operadora con otros grupos hermanos como La nueva familia michoacana, cuya acción en territorio estadunidense abarca entidades como Texas, Florida y California) y los Cárteles Unidos.


El CJNG es el grupo delictivo más fuerte y con mayores recursos económicos en la entidad; se ha metido en todas las regiones del estado. Desde los límites de Michoacán con La Barca, Jalisco, hasta la región de Zamora, mantiene el control en esa zona conocida como La Ciénaga de Chapala, en municipios como Venustiano Carranza, Sahuayo, Briseñas, Jiquilpan, así como en Cotija, Ixtlán, Jacona, Tangancícuaro y Zamora, entre otros.


Incluso en Aguililla, que fue un bastión de Los caballeros templarios, el CJNG se ha ido metiendo, pues es un lugar estratégico: está a 80 kilómetros de Apatzingán y entronca en la brecha que los comunica con los municipios de Buenavista y Coalcomán, es decir, a la carretera a la costa por Aquila y a Chinicuila, que limita con Colima y Jalisco.


Según registros, el cabecilla del CJNG, Nemesio Oseguera Cervantes, nació en la localidad de Naranjo de Chila, municipio de Aguililla; fue parte de La familia michoacana, pero nunca fue aceptado por miembros de esta organización, como Jesús Méndez, El Chango Méndez; Nazario Moreno, El Chayo, y Servando Gómez, La Tuta, por haber sido integrante del cártel del Milenio.


Con su incursión en las drogas químicas, el CJNG mantiene el asedio del puerto de Lázaro Cárdenas


Por su parte, Los Viagras se dieron a conocer aproximadamente en 2005; es un grupo encabezado por los hermanos Sierra Santana y su guarida principal está en Buenavista; también tiene presencia en Apatzingán, Parácuaro, Morelia y Puruándiro, entre otros municipios de la Tierra Caliente.


Como aliado tienen a la célula Los Blancos de Troya, que encabeza César Arellano, El Bótox, por quien la fiscalía de Michoacán ofrece una recompensa de 100 mil pesos, y el gobierno de Estados Unidos de 5 millones de dólares, pues está confirmado que fue autor material e intelectual del asesinato del líder limonero Bernardo Bravo, cometido entre las comunidades de Cenobio Moreno y San José de los Plátanos.


El cártel de Tepalcatepec es liderado por Juan José Álvarez Farías, El abuelo Farías. Se le acusa de haber sido integrante de Cárteles Unidos, pero desde 2013 se sabe que ha estado enclaustrado en la localidad, eludiendo la aprehensión.


El cartel local del municipio de Los Reyes también controla delitos de alto impacto y distribución de drogas en la cabecera del mismo nombre, así como Tocumbo, Cotija, Tingüindín, Periban, pero también se ha ido metiendo el CJNG, lo mismo que en algunas comunidades de la ribera del lago de Pátzcuaro, de la Meseta Purépecha y de la Ciénega de Zacapu.

La Jornada

Hola, déjenos un comentario

 
Top