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Durante los últimos años, Google se ha posicionado como una empresa comprometida con la sostenibilidad. Sin embargo, su más reciente informe ambiental ha puesto en la lupa que, pese a sus esfuerzos, Google incrementa sus emisiones en un 51% respecto a 2019, debido principalmente al auge de la inteligencia artificial (IA). Esta tendencia no solo contradice sus ambiciosos objetivos ecológicos, sino que también pone en evidencia los límites actuales de las tecnologías limpias ante la demanda energética exponencial de la IA.

La compañía reconoció que sus emisiones de alcance 3 —aquellas asociadas a la cadena de suministro— continúan siendo su principal desafío. A pesar de sus inversiones en energías renovables y tecnologías de captura de carbono, el crecimiento de los centros de datos ha elevado el consumo eléctrico un 27% en tan solo un año. Esta demanda, asociada al entrenamiento y operación de modelos como Gemini y ChatGPT, amenaza con desbordar los esfuerzos climáticos del sector tecnológico.


Auge de la IA: ¿un motor insostenible para el planeta?

La inteligencia artificial ha traído innovaciones sin precedentes, pero su funcionamiento depende de enormes cantidades de energía. Google señaló que la necesidad de mayor capacidad en sus centros de datos ha sido determinante para este aumento de emisiones. Los modelos de IA requieren operaciones intensivas en cómputo, lo que incrementa la presión sobre la infraestructura energética global.

Según la Agencia Internacional de Energía, el consumo eléctrico de los centros de datos podría duplicarse entre 2022 y 2026, alcanzando los 1,000 TWh, el equivalente al uso anual de electricidad de Japón. En este contexto, Google incrementa sus emisiones no solo como efecto colateral, sino como síntoma de una industria cuyo desarrollo tecnológico aún no está alineado con los objetivos de sostenibilidad climática.


Google incrementa sus emisiones

Además, firmas como SemiAnalysis anticipan que para 2030 los centros de datos consumirán el 4.5% de toda la generación energética mundial. Este crecimiento “no lineal” complica las proyecciones de emisiones futuras, como lo advirtió el propio informe de Google: 

“La rápida evolución de la IA hace cada vez más difícil predecir nuestras necesidades energéticas”.

Google ha apostado por soluciones energéticas alternativas como la geotermia avanzada y los pequeños reactores modulares (SMR). No obstante, la adopción de estas tecnologías sigue siendo marginal. Los SMR, diseñados para descarbonizar zonas de alta demanda energética, todavía enfrentan barreras regulatorias, altos costos y demoras en su implementación.

La empresa reconoció que “alcanzar una implementación a gran escala para 2030 será muy difícil”. Mientras tanto, los retrasos en nuevas formas de generación eléctrica baja en carbono permiten que las emisiones continúen creciendo. Google incrementa sus emisiones también porque la transición energética no avanza al ritmo de la expansión digital.

Aunque los compromisos ambientales de Google son destacables —como eliminar por completo los empaques plásticos en sus nuevos productos—, su impacto positivo se ve opacado por el peso climático de su infraestructura digital. “Seguimos invirtiendo en tecnologías prometedoras, pero su adopción generalizada aún no se ha logrado”, puntualizó el reporte.

Energía limpia sí, pero no suficiente

Desde 2010, Google ha firmado más de 170 acuerdos para adquirir más de 22 GW de energía limpia. En 2024, 25 de esos contratos entraron en operación, agregando 2.5 GW a su portafolio energético. Incluso fue un año récord: la empresa firmó acuerdos por 8 GW adicionales. Sin embargo, esta aceleración no ha logrado frenar el alza de sus emisiones.

Esto se debe a que, aunque la proporción de energía limpia aumenta, el consumo total también lo hace. El problema no es solo la fuente de la energía, sino la cantidad utilizada. Google incrementa sus emisiones porque sus sistemas requieren más electricidad de la que sus iniciativas verdes pueden compensar actualmente.

La compañía también ha buscado reducir las emisiones ajenas a su operación directa. En este sentido, plantea que sus productos de IA podrían ayudar a terceros a reducir hasta una gigatonelada de CO₂ equivalente al año para 2030. Esto incluye herramientas que predicen el consumo energético, reducen el desperdicio o maximizan el uso de paneles solares.

El desafío del alcance 3 y su peso climático

De los 11.5 millones de toneladas de CO₂ equivalente emitidas por Google en 2024, la mayoría proviene del alcance 3. Este tipo de emisiones, que incluyen la fabricación de hardware y servicios contratados, crecieron un 22% interanual. Este aumento refleja los costos ocultos del ecosistema digital que habilita la IA.

El crecimiento de la cadena de suministro para producir, mantener y expandir los centros de datos es uno de los principales impulsores del aumento de emisiones. Incluso con una estrategia climática ambiciosa, Google incrementa sus emisiones porque los proveedores y socios aún dependen en gran medida de fuentes fósiles.

Según el reporte, reducir estas emisiones requerirá cambios sistémicos, incluyendo nuevas políticas regulatorias, mayor inversión en innovación y colaboración multisectorial. “El alcance 3 sigue siendo un reto clave”, señaló la empresa, y sin avances estructurales en este punto, los esfuerzos individuales no serán suficientes.

La IA como dilema ambiental

El crecimiento exponencial de la inteligencia artificial presenta una paradoja para las grandes tecnológicas: promete eficiencia y sostenibilidad para terceros, pero genera una huella ambiental creciente. Google incrementa sus emisiones por la expansión de esta tecnología, lo que obliga a repensar el equilibrio entre innovación y responsabilidad climática.

Aunque Google lidera múltiples esfuerzos hacia la sostenibilidad, su informe refleja las tensiones internas de una industria que avanza más rápido que su capacidad de mitigación. De cara a 2030, las decisiones que tome en torno a energía, regulación e innovación marcarán si puede cumplir su promesa de un futuro más verde —sin sacrificar su liderazgo tecnológico.

Por Expoknews

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